El Retorno del Garrote: La Amenaza de Trump y la Disputa por la Soberanía Colombiana en 2026

La historia parece condenada a rimar con sus peores estrofas. Este diciembre de 2025, las recientes declaraciones del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sugiriendo la posibilidad de una intervención militar directa en territorio colombiano, no son un exabrupto retórico. Son la manifestación más cruda de una doctrina de política exterior que busca recolonizar su “patio trasero”. Bajo la desgastada excusa de la seguridad nacional y la lucha contra el narcotráfico, se esconde una operación geopolítica de gran calado: desestabilizar a Colombia en vísperas del año electoral 2026 e impedir, por la vía del miedo, la continuidad de un gobierno progresista.

Qué hay detrás de esta amenaza, por qué la excusa de las drogas es insostenible tras décadas de fracaso, y cómo este movimiento internacional se alinea con los intereses de las élites tradicionales colombianas.

La Doctrina del “Patio Trasero”: El interés Real Detrás de la Amenaza

La política exterior de Estados Unidos hacia América Latina ha oscilado históricamente entre la negligencia y el intervencionismo directo (Doctrina Monroe). La actual administración Trump retoma esta última con virulencia. Para Washington, el gobierno actual de Colombia y la posibilidad de su sucesión en una figura como Iván Cepeda, representan una anomalía intolerable: una nación que ha dejado de votar automáticamente con EE.UU en la OEA, que ha diversificado sus relaciones internacionales (mirando hacia China y el Sur Global) y que ha propuesto un cambio de paradigma en la política de drogas global.

La amenaza de intervención no busca “salvar” a Estados Unidos de la “basura” y las drogas, como lo frasea Trump. Busca restaurar el alineamiento automático. Quieren una Colombia dócil, que sirva como plataforma estratégica regional y cuyos recursos y políticas económicas vuelvan a estar supeditados a los intereses corporativos del norte. Es un intento de disipar a un país que osó levantar la cabeza.

La Falacia de la “Guerra contra las Drogas”: Un Pretexto Histórico

Utilizar el narcotráfico como casus belli (motivo de guerra) es un insulto a la inteligencia y a la memoria histórica.

  • Décadas de fracaso comprobado: Si la intervención militar y la aspiración fueran la solución, Colombia sería hoy un país libre de la coca. Los datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y los informes de la Comisión de la Verdad demuestran lo contrario: tras décadas de Plan Colombia y miles de millones de dólares invertidos en una estrategia militarista, la producción de cocaína sigue rompiendo récords.
  • La hipocresía del consumo: Estados Unidos sigue siendo el mayor consumidor de cocaína del mundo. La crisis de opioides que mata a 100.000 estadounidenses al año no es culpa de Colombia, sino de sus propias farmacéuticas y políticas de salud interna. Culpar al proveedor (Colombia) de una demanda que ellos no controlan es una estratégia política para evadir responsabilidades internas.
  • El verdadero objetivo: La “guerra con las drogas” ha servido históricamente como la excusa perfecta para la presencia militar estadounidense en el territorio, el control de zonas estratégicas ricas en recursos naturales y el fortalecimiento de apartados militares locales que terminan reprimiendo la protesta social, no al narcotráfico.

La pregunta simple: si en 40 años la estrategia militar no funcionó, ¿por qué Trump la reactiva ahora con amenazas de invasión? Porque el objetivo no es acabar con la droga, es usarla como herramienta de coerción política.

El Blanco Electoral: Desestabilizar el 2026 y Frenar el Cambio

La temporalidad es clave. Esta amenaza llega justo cuando Colombia entra en la recta final hacia las elecciones presidenciales de 2026, donde el Pacto Histórico, con Iván Cepeda a la cabeza, busca dar continuidad al proyecto progresista.

La estrategia de Washington es clara: generar un clima de inestabilidad, miedo y zozobra económica. Una amenaza de invasión dispara el riesgo país, frena la inversión extranjera y genera pánico social. Este escenario es el caldo de cultivo perfecto para que las fuerzas políticas tradicionales colombianas (la derecha y extrema derecha) se presenten como los únicos “salvadores” capaces de restaurar el orden y la buena relación con el “coloso del norte”.

Es una intervención electoral directa. Buscan que el electorado colombiano vote bajo chantaje: o eligen un gobierno sumiso a Trump, o enfrentan el caos y la posible intervención.

Los Socios Locales: Élite que Anhela el Retorno del Amo

Esta amenaza extrema no funcionaría sin una quinta columna interna. Las élites tradicionales colombianas –aquellas que se beneficiaron de la parapolítica, del despojo de tierras y de un modelo económico excluyente– ven en la retórica de Trump su tabla de salvación.

Para estos sectores, el retorno a un gobierno alineado con EE.UU significa:

  • El desmonte de las reformas sociales y agrarias en curso.
  • El regreso de la “seguridad democrática” como política de Estado, con los riesgos de violaciones a los DD.HH que esto conlleva.
  • La garantía de impunidad para los criminales del pasado (como el caso Uribe, actualmente en casación).

No les importa la soberanía nacional; les importa recuperar el control del Estado para su propio beneficio, aunque el precio sea entregar el país a la intervención extranjera.

Conclusión: Soberanía o Sumisión

La amenaza de Donald Trump debe ser leída como lo que es: un acto de matoneo imperialista diseñado para torcer el destino democrático de Colombia en 2026. La respuesta ciudadana no puede ser el miedo, sino la defensa férrea de la soberanía nacional y la comprensión crítica de que la “ayuda” que ofrecen viene cargada de cadenas. Colombia no necesita marines en sus calles; necesita fortalecer su democracia y decidir su futuro sin una pistola apuntando a su cabeza desde el norte.




Referencias

  • Declaraciones y doctrina de política exterior de la administración Trump (contexto 2017-2021 y actual 2025).
  • UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito). Informes anuales de monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos. (Evidencia del fracaso de la erradicación forzada a largo plazo).
  • Comisión de la Verdad de Colombia. (2022). Informe Final: Volumen de Hallazgos y Recomendaciones. (Capítulos sobre el impacto del narcotráfico y la injerencia internacional en el conflicto).
  • Informes del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (CESED) de la Universidad de los Andes sobre la ineficacia de la guerra contra las drogas.
  • Análisis de coyuntura electoral y política colombiana (contexto 2025-2026).

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